lunedì 26 agosto 2019

ES NORMAL QUE ESTO NOS PAREZCA NORMAL

          ¨ Es normal que esto nos parezca normal¨
Autor(Nicolas Alzate,Maximiliano Ruiz)


Para darle sentido a esta frase nos tenes que remontar a un acontecimiento
que adaptaría y desarrollaría el significado de dicha frase , a una reflexión , un nuevo pensamiento , a lo que consideramos N.Alzate y yo como una naciente voz revolucionaria y pasional de la que cada vez se ve mas participación de las masas jovenes .

Solo vasta con interiorizar la siguiente experiencia para entender la referencia:
imaginemos que en un lugar de minimo 75 metros cuadrados se encuentran aproximadamente  100 individuos de las diferentes clases sociales y etnias . Y aunque es claro que no todos se conocen, en ese momento ;en el que empieza lo llamado ¨pogo¨, se expresa una masiva comunidad en la que todos se ayudan, en el que el significado de empujarnos entre nosotros es referencia  de la necesidad de obtener nuestro espacio, de que se cuplan nuestros derechos y de sentir una libertad pura.
sabaneta 2019



COLOMBIA NAZI

 COLOMBIA NAZI¨Cómo fue la guerra de espias nazis y del FBI en Colombia y cómo afectó al gobierno y a la sociedad de la epoca¨ Una verdad oculta 
El tema nazi no pasa nunca de moda. No sólo en Hollywood, donde se siguen filmando películas sobre Hitler, los judíos y la Segunda Guerra Mundial, sino también en Colombia, donde de un tiempo para aca, la gente ha venido cobrando interés por todo lo que sucedió en el país en esos años. En 1984, los televidentes colombianos siguieron uno a uno los capítulos de la telenovela "La estrella de las Baum", basada en una obra del escritor tolimense Jorge Eliécer Pardo, quien utilizó testimonios y personajes reales para crear una novela de ficción sobre el espionaje nazi en el país en los años 40.
El asunto se siguio moviendo el año pasado, al celebrarse los 40 años de la finalizacion de la Segunda Guerra, cuando la prensa colombiana se dedicó a revivir episodios como el del hundimiento de las goletas Rubby y Resolute por parte de submarinos alemanes en el mar Caribe. La semana pasada, los periodistas Silvia Galvis y Alberto Donadio publicaron en Editorial Planeta un revelador libro titulado "Colombia nazi", que, con base en documentos minuciosamente desempolvados del archivo nacional en Washington sobre el Departamento de Estado americano y el FBI, y de los archivos de la Cancillería colombiana y el Ministerio de Defensa, presenta un completo cuadro sobre distintos aspectos como el espionaje nazi en Colombia entre 1939 y 1945, la presencia de una docena de agentes del FBI enviados por el gobierno americano en misión de contraespionaje, los pactos suscritos en forma secreta por los gobiernos de Eduardo Santos y Alfonso López Pumarejo con los Estados Unidos para garantizar el envio de tropas americanas a territorio colombiano en caso de una invasión nazi, las actitudes antisemitas de algunos funcionarios colombianos y muchos otros asuntos.
Por considerarlo de gran interés para sus lectores SEMANA reproduce uno de los capitulos centrales del libro, titulado "La guerra de la propaganda", y analiza dos aspectos adicionales que, seguramente, desatarán agudas polémicas ahora que el libro sea puesto en venta al público. Estos dos puntos son los documentos que presentan los autores para demostrar que el canciller colombiano del gobierno de Eduardo Santos, Luis López de Mesa, era antisemita, y los que tienen quever con la posible inspiración nazi del intento de golpe contra López Pumarejo en Pasto en 1944.
Sobre los autores, basta decir que Donadio ha sido la llave de Daniel Samper en la Unidad Investigativa de El Tiempo y sus averiguaciones fueron determinantes para el descubrimiento de las irregularidades en los autopréstamos que llevaron a la quiebra al Banco del Estado en 1982. Ha publicado ya tres libros, dos de ellos sobre la crisis financiera de esos años. Silvia Galvis es politóloga de la Universidad de los Andes y ha sido columnista y directora del departamento de investigaciones del diario bumangués Vanguardia Liberal. Ella fue quien hace casi tres años inició la investigación sobre la Colombia nazi, a la que Donadio se sumó meses después,
A partir de ese año (1940) Colombia fue escenario donde los bandos, el nazi-fascista con ayuda de la Falange española y el de los Estados Unidos con la cooperación de Gran Bretaña, compitieron en materia de proselitismo y espionaje. El gobierno colombiano, hasta 1941 no intervino a favor de ninguno de los dos. De un lado, porque el presidente Santos personalmente apreciaba la contribución económica y social de la colonia alemana en el país; de otro porque la depéndencia de Colombia respecto del "Buen Vecino" creaba ataduras insuperables.
Uno de los primeros combates se libró en el terreno de la divulgación ideológica. Las acusaciones de la Embajada norteamericana contra la legación alemana y de ésta contra aquella corrían parejas con las protestas de ambas misiones diplomáticas ante el gobierno colombiano que no quería intervenir.
La correspondencia que diariamente llegaba al Ministerio de Relaciones Exteriores y a la Presidencia de la República cubría desde reclamos por la proyección de películas hasta quejas por la infiltración de la ideología nazi en el Ejército colombiano.
En enero de 1940, el ministro alemán Wolfgang Dittler envió su protesta al canciller López de Mesa por la exhibición de la película "Después de Mein Kampf... Mis crímenes, por Adolfo Hitler", cinta francesa que Dittler consideró hostil a su país y para la cual pidió censura.
Notas de esta índole abundaron en la correspondencia de la legación con la Cancillería.
Por su parte, la legación británica encontró ofensivo el hecho de que un abogado del Ministerio de Minas, de apellido Navia Cajiao, abucheara las escenas de alguna película donde aparecía Winston Churchill. "Creo que este doctor vive en la misma pensión que el doctor Guillermo León Valencia y no hay duda de que este caballero (Cajiao) ha adquirido sus ideas nazis", agregaba indignado el ministro inglés.
La respuesta de la Cancilleria no iba más allá de transcribir los reclamos a la jefatura de Policía.
En mayo, de nuevo el ministro Dittler urgió al canciller para que frenara las "publicaciones absolutamente falsas e inconvenientes que vienen haciendo los órganos periodísticos del país, en relación con la existencia de una supuesta 'Quinta Columna', que no es otra cosa que una fantástica invención de quienes están dispuestos a atentar contra las buenas relaciones entre nuestros dos países". A manera de prueba irrefutable de la inexistencia de la quinta columna, Dittler citaba el decreto del 30 de marzo de 1930 en el cual Adolfo Hitler prescribía dos mandamientos para los alemanes en el exterior: "1) Obedece las leyes del país del cual eres huésped; 2) La política interior de un país extranjero no debe interesarte. Nunca te mezcles en ella aun en conversaciones. La guerra actual no ha modificado estos mandatos del Fuhrer", concluía el ministro alemán.
Sin embargo, en julio de 1940, el embajador (americano) Spruille Braden, en extenso informe al Departamento de Estado, insistía en la "bien organizada red de nazis que opera en Colombia". Repetía que el partido nazi mantenía apretados nexos con la legación alemana en Bogotá. "La propaganda se hace a gran escala y hay mucho proselitismo entre los colombianos, en especial dentro de Ejército. Es imposible diferenciar entre las actividades de la Legación, los consulados alemanes y el partido nazi", aseveraba Braden.
El informe hacía cargos más graves como que el ministro Dittler actuaba bajo la vigilancia de Jurgen Schlu bach, paradójicamente representante de la compañía petrolera norteamericana Pennzoil y presunto agente de la Gestapo, con escritorio propio en las instalaciones de la legación. La Embajada aseguraba que la red nazi tenía agentes estratégicamente ubicados en cargos claves que iban desde las oficinas del gobierno hasta las casas de mala reputación. Braden persistía en la idea de que la Bayer, la Casa Helda y la Fábrica de Máquinas de Coser Pfaff servían de centros de distribución de propaganda nazi en el país.
Pero si las fuentes del embajador describían el escenario como infestado de simpatizantes de la causa totalitaria, las manifestaciones públicas contra la presencia del Eje parecían demostrar lo contrario. El 10 de junio de 1940, fecha en que Italia entró a la guerra, fue un día particularmente agitado para las colonias alemana e italiana en Bogotá. El ministro Dittler protestó por esa causa ante el canciller López de Mesa: "Después de haber desfilado por cuarta vez por la carrera 7a. en la cual ya habían apedreado las ventanas de la legación, se dejó pasar (a) las (sic) manifestantes todavía una quinta vez, en la cual repitieron sus actos de violencia. Además de estos actos de agresión contra la legación, los manifestantes dañaron muchos almacenes pertenecientes a ciudadanos alemanes causando graves perjuicios, sin que la Policía hubiera mostrado suficiente energía para impedir la comisión de esos actos salvajes".
Algunos días después, el Ministerio de Relaciones Exteriores recibió, con precisión germana, la nota de cobro y el inventario de los daños y perjuicios causados por los manifestantes, tanto a la legación como a otras propiedades de alemanes.
Dittler insistió en la indemnización para todos los negocios perjudicados por los manifestantes, pero el ministro López de Mesa se negó a reconocerla, aunque naturalmente deploró y condenó los hechos del 10 de junio y aceptó reparar los daños causados por los revoltosos a las instalaciones de la legación.



LA QUINTA COLUMNA

¿Existió realmente la quinta columna nazi en Colombia? Los rumores, los informantes y el embajador Braden, quien ocupó el cargo hasta marzo de 1942, afirmaron que sí; que en Colombia se fraguaba un golpe de Estado de inspiración nazi con el fin inmediato de derrocar el gobierno liberal y establecer uno conservador; y después recuperar el Canal de Panamá para Colombia o para Alemania según diferentes versiones. De acuerdo con Braden, había una alianza tácita entre el Partido Nacional Socialista y el Partido Conservador, o por lo menos, la fracción orientada por Laureano Gómez.
Para el presidente Santos y el ministro Dittler el asunto no pasaba de habladurías de mentes calenturientas; sin embargo, originó abundante correspondencia entre los interesados, e inclusive dio pie a frecuentes titulares en la prensa local y norteamericana.
En mayo de 1940, Dittler protestó vehementemente por la acusación del periódico liberal La Razón que tildaba a los empleados de la legación de "quintacolumnistas ".
El propio New York Times hizo eco a la noticia: "Los Nazis en Colombia toman posiciones más intrépidas". En el subtítulo anunciaba la aparición de un nuevo periódico pronazi en Bogotá. Noticia más bien premonitoria, puesto que fue sólo tres meses después, en septiembre de 1940, que los bogotanos vieron el primer número de La Nueva Colombia. Efectivamente, sus páginas no escatimaban elogios para Franco, Hitler y Mussolini, con despliegue fotográfico en poses clásicas.
Ese mismo mes, el New York Herald Tribune lanzaba el siguiente titular: "Colombia pone en peligro la democracia cerrando los ojos a la amenaza nazi". El texto informaba que, si bien los colombianos eran amigos sinceros de los Estados Unidos, no aceptaban la existencia de la quinta columna. "Dicen que es producto de una imaginación romántica" escribió el corresponsal del Herald Tribune de regreso a Nueva York.
Por su parte, Laureano Gómez desde El Siglo ridiculizaba la historia de la quinta columna y alegaba que el peligro real radicaba en los Estados Unidos "verdadera amenaza para la soberanía nacional".
La guerra de información había sido declarada. Braden, convencido de la vulnerabilidad del Canal de Panamá y del avance de la ideología nazi, urgía a las firmas norteamericanas a que retiraran sus anuncios de publicaciones antiamericanas o pronazis y a que anunciaran en periódicos amigos. Inclusive intervino para que la publicidad se destinara a Estampa y Esfera, "semanarios pronorteamericanos fervientes... ".
El otro bando no sólo negaba toda actividad, sino también la existencia de una organización activa y beligerante. El presidente Santos lo creía y garantizaba personalmente la idoneidad de los viejos alemanes venidos a Colombia hacía muchos años, con lazos afectivos y familiares sólidos.
Así lo sostuvo hastas finales de 1940, cuando el embajador Braden informó a Cordell Hull, su superior en Washington, que la situación había cambiado y que ahora había consenso en la prensa nacional de que la existencia de la quinta columna era un hecho indiscutible.
De acuerdo con Braden, El Tiempo -que antes pedía mesura en el tratamiento del problema-, El Liberal y El Espectador no sólo comenzaron a publicar los casos de alemanes y colombianos arrestados por distribuír propaganda nazi, sino que editorializaron sobre la existencia de la quinta columna en Colombia.
El siguiente episodio dejó entrever que también el presidente Santos comenzaba a modificar sus opiniones. En noviembre de ese año remitió al ministro López de Mesa un informe sobre actividades nazis elaborado por el jefe de Investigaciones de la Policía Nacional, Arturo Vallejo Sánchez. El informe, de 6 páginas tamaño oficio, describía las actividades de 30 personas, entre colombianos, alemanes e italianos, sospechosos de simpatizar con el Eje. En la nota remisoria, el presidente Santos escribió al ministro López de Mesa, que se hallaba enfermo: "Mi querido Ministro: Te incluyo, con la esperanza de que no te haga subir la fiebre, un informe de la Policía sobre actividades nazis en Medellín. A un cuando creo que hay un poco de literatura también creo que hay algo de cierto (...) Que te mejores pronto. Tuyo afectísimo. . .Eduardo ".
Pero una noticia de esa naturaleza ciertamente no hubiera empeorado la salud del ministro. Por el contrario, según la opinión de la oficina del coordinador de Información, antecesora de la OSS, habría ayudado a su recuperación: "El doctor Luis López de Mesa, ministro de Relaciones Exteriores repetidamente ha tomado decisiones a favor de los nazis en Colombia... ", señalaba el informe de este organismo, precursor de la CIA, al Departamento de Estado.
Una serie de artículos del periodista Russell Porter del New York Times donde denunciaba la subversión nazi en Colombia, corroboró el cambio de actitud que ocurrió a finales de 1940. El presidente Santos le manifestó al embajador Braden acerca de las crónicas de Porter: "Por supuesto, son ciertas pero hubiera sido mejor no publicarlas".
También el ministro de Guerra, José Joaquín Castro Martínez, admitió la existencia de la quinta columna. Así narró Braden a Cordell Hull los secretos de gobierno confiados a él durante una reunión social:
"La noche del 22 de noviembre se ofreció una comida en honor de los oficiales militares norteamericanos en Colombia y de mi persona por el jefe dsl Estado Mayor. Allí tuve la ocasión de preguntar al ministro de Guerra por qué su colega de gabinete (ministro de Gobierno) había declarado ante el Senado que los nazis no tenían organización militar, cuando todos sabemos que sí la tienen. El ministro de Guerra respondió: 'Esta interpelación del Senado coloca al gobierno en una difícil posición ya que debemos suministrar suficiente información para demostrar que sí existe una quinta columna y al mismo tiempo queremos dar la menor información posible puesto que indudablemente algunos conservadores están a la expectativa de saber cuánto sabemos nosotros. Por esa razón el Presidente decidió que fuera el ministro de Gobierno y no yo quien respondiera a nombre de la administración pese a que yo conozco mucho mejor el asunto. De hecho el Presidente definió su política ante nosotros citando el viejo adagio yo no creo en brujas pero que las hay las hay"'.
¿Qué provocó el cambio de opinión del presidente Santos? De un lado, el torrente de información acerca de las actividades nazis en el país, que en muchas ocasiones no era información fundamentada en documentos probatorios, pero sí suficiente para crear la duda.
Desde Berlín, Ernesto Caro, encargado de negocios de la legación colombiana, había advertido al ministro López de Mesa:
"Es absolutamente cierto que la propaganda nazi en el exterior, y especialmente en nuestros países, es dirigida y sostenida económicamente por las casas industriales alemanas establecidas en ellos. Entre dichas casas, la I.G.Farben Industrie de Frankfurt (la Bayer en Colombia) y una de las más poderosas en este país es reconocida como agente del Ministerio de Propaganda en el exterior. Se dice que, no solamente la Bayer atiende a todos los gastos de las campañas de propaganda en favor de Alemania, sino que en muchísimos casos paga los sueldos de los funcionarios diplomáticos y consulares del Reich. En Colombia, por ejemplo, el gerente de la Bayer es también cónsul general de su país. Posición admirable para el desarrollo de toda clase de actividades".
ROOSEVELT Y LAS PISTAS CLANDESTINAS
En septiembre de 1941 se presentó un incidente que debió hacer más difícil para Eduardo Santos negar la existencia de actividades subversivas. A raíz del hundimiento de varios barcos mercantes y de guerra norteamericanos por submarinos alemanes el 11 de ese mes, el presidente Frankiin Delano Roosevelt, en un discurso por radio, además de protestar por las agresiones contra su país, mencionó el reciente descubrimiento de campos de aterrizaje secretos en Colombia en cercanías al Canal de Panamá. Al día siguiente, el Senado citó telefónicamente al ministro de Relaciones Exteriores, López de Mesa. El debate, propiciado por la bancada conservadora, fue muy agitado. El canciller hizo una intervención inicial en la cual manifestó que el gobierno estaba vigilante y que si "supiera de la existencia de esos campos de aterrizaje y lo ocultara, cometería una felonía".
El senador Laureano Gómez enfatizó que se trataba de una especie recogida en los mentideros o corrillos de la calle y pidió al ministro que indicara rotundamente si existían o no las pistas. López de Mesa señaló entonces: "Dije y repito que el gobierno, después de una prolija investigación, no tiene conocimiento de la existencia de esos campos". Sobre esa base el Senado aprobó una resolución proclamando su certeza de que en Colombia no existían pistas clandestinas.

lunedì 5 agosto 2019






SVARBARD


(UN LUGAR QUE POR SU ZONA GEOGRAFICA ES CONCIDERADO UNO DE LOS LUGARES APROVADO PARA HACER REFUGIOS EN SUPUESTOS CASOS DE QUE LA TIERRA SE TRANSFORMARA EN UN MUNDOS APOCALIPTICOS, POR ALGUNA CATASTROFE NATURAL).





La Bóveda Global de semillas de Svalbard


Una auténtica «caja fuerte» con millones de semillas de todo el mundo

Conocemos los archivos y los depósitos de bibliotecas dedicados a la conservación de la memoria escrita, fotografiada o filmada de la humanidad.  Pero también existen otro tipo de «archivos» que guardan e intentan asegurarnos una vida en el futuro ante cualquier desastre natural o humano que pudiera producirse. Un aspecto clave para nuestra supervivencia es el mantener la biodiversidad de las especies de cultivo que nos sirven como alimento. A tal efecto se construyó en Svalbard, Noruega, el Svalbard Global Seed Vault (en noruego Svalbard globale frøkvelv ) o Bóveda Global de Semillas de Svalbard, también conocida (de una forma algo más dramática por lo que podría llegar a suceder) como «Bóveda del fin del mundo».
La bóveda está situada en pleno océano Ártico, a 120 metros de profundidad dentro de una montaña en la isla de Spitsbergen. Por sus características, es el lugar ideal para proteger y conservar las semillas que llegan de todo el mundo. Se trata de una zona geológicamente muy estable, sin riesgos de verse afectada por terremotos, actividad volcánica, aumento del nivel del mar o inicio de una glaciación. También está alejada de cualquier zona de conflicto político (incluso está declarada como zona no militar). Las semillas se mantienen permanentemente a 18 grados bajo cero por un sistema eléctrico reducido. Incluso si éste fallara, las semillas se conservarían perfectamente al mantenerse la temperatura en el interior entre 6 y 7 grados bajo cero.

Los gobiernos de Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia inauguraron oficialmente el complejo el 19 de junio de 2006, comenzando a ser operativo y recibir semillas en el año 2008. Fue un proyecto impulsado por el Fondo Mundial para la Diversidad de los Cultivos que lo considera imprescindible para preservar la biodiversidad vegetal de un planeta cada vez más amenazado por el cambio climático. Participan más de 70 Estados en la recolección y envío de semillas, además de Fundaciones, empresas, etc.  Como ejemplo, se guardan más de 70.000 variedades de arroz de más de 100 países diferentes. La conservación es un servicio gratuito, y los países participantes siempre son propietarias de las mismas.
Un proyecto que ya está en marcha desde hace 7 años y que todavía tiene mucho trabajo por delante, ya que buena parte de sus tres gigantescos almacenes subterráneos aún están disponibles para la llegada de nuevos duplicados de semillas.